Escrito en la pared. 1ª parte.

 

Rayos captados durante 20 minutos de tormenta.

Cuenta el Antiguo Testamento que el Rey de Babilonia, Belshazzar, Baltasar para los amigos, (no me queda muy claro si es el mismo Baltasar de los 3 Reyes Magos, por edad no debería, pero es que en la Biblia la gente vive 900 años y resucita como si lo más normal del mundo se tratase...), a lo que iba, decía que los antiguos escritos recogen que el Rey Baltasar organizó un opulento banquete para sus príncipes y nobles, mujeres y concubinas. No contento con el gran ágape que le habían preparado mando que trajeran vasos de oro del Templo de Dios, con los que bebieron vino mientras alababan a dioses de oro, plata, bronce etc etc.

Lo más probable es que la fiesta que tenían montada acabase en una bacanal de proporciones bíblicas, valga la redundancia, de no ser porque de repente apareció una mano que comenzó a escribir algo ininteligible en la pared.

En ese momento a Baltasar le entraron las cagaleras de la muerte e hizo llamar a gritos y bajo promesas de riquezas y poder a todo aquél que pudiera descifrar lo escrito en la pared. Nadie fue capaz y Baltasar aún se acojonó más.

Como detrás de un hombre siempre hay una gran mujer, fue la Reina la que le medio solucionó la papeleta de interpretar lo escrito en la pared diciéndole que existía en el reino un tal Daniel que descifraría la escritura.

Llegó Daniel y le dijo a Baltasar que no quería recompensa alguna, que leería la escritura de la pared sin nada a cambio, (no se si creerme esto, ya sacaría tajada por algún lado), eso si, antes de hacerlo le echó un pequeño rapapolvo por su nefasta forma de llevar el reino.

Leyó Daniel lo escrito en la pared y decía así:

Dios ha contado los días de tu reino y le ha puesto fin.

Has sido pesado en la balanza y se ha visto que no pesas lo suficiente.

Tu reino ha sido dividido y entregado a los medos y los persas.

Baltasar, en lo que supongo sería un intento de tranquilizar a su propia conciencia, recompensó igualmente a Daniel. No le sirvió de nada, esa misma noche persas y medos entraron en el palacio dándole muerte. 

 Daniel 5:1-31

 

Leo esto, y dejando a un lado la fábula religiosa, me doy cuenta que casi 3.000 años después no hemos aprendido nada, seguimos viviendo en una sociedad, egoísta, avariciosa, acaparadora y destructiva. Robamos, humillamos, nos dejamos corromper sin mirar demasiado si nuestros actos tendrán algún tipo de efecto secundario. Mientras yo siga viviendo bien me la pela que talen el Amazonas, que haya niños soldados o que se derrita el Ártico... 

El problema está en que ya ha aparecido la mano escribiendo de nuevo en la pared. Mientras nosotros seguimos adorando al dinero, al poder o a Cristiano Ronaldo, los Danieles actuales interpretan la escritura avisando del inminente cambio climático, producto de los excesos a los que se está sometiendo al planeta. ¿Estaremos a tiempo de salvar el reino? o ya ha sido puesto en la balanza y no hay vuelta atrás...

Y ya después de esta introducción tan bíblica y apocalíptica,  mañana relato la fotoaventura contando al detalle como se ha hecho la fotografía.