Ruinas y entorno del Molino de Belandia. Cómo se ha hecho.

rio con saltos de agua y las ruinas de un molino entre árboles
Molino de Belandia. 17 mm, 1/4", f11 e ISO 64

 Esta semana nos adentramos en la Bizkaia profunda, tan profunda, que esta parte del territorio histórico se haya rodeada por las provincia de Alava y Burgos. Concretamente nos vamos a Belandia, uno de los concejos de Orduña y a su molino abandonado, prácticamente en ruinas.

El molino de Belandia es quizás una de las postales menos conocidas de Bizkaia. Si bien goza de cierta popularidad entre los fotógrafos de paisaje, si es más desconocida para el público en general ya que en principio no tiene demasiado aliciente.

Fotográficamente tampoco es que haya mucha más cera que la que arde. Si hacéis una búsqueda en Google, Flickr o 500px, veréis lo limitado del lugar y lo cabizbajos que podemos volver si las condiciones no son buenas. Pero bueno, yo os cuento cómo he hecho la foto, que me ha llevado a hacerla, y esos pequeños detalles que a veces son tan importantes...

Eligiendo el molino de Belandia como localización

Lo hemos hablado varias veces en el blog, hacemos fotografía por diversión y es lo que tenemos que conseguir, divertirnos. En base a ello es cuando nos decantamos por una u otra localización, en esta entrada hablábamos de las zonas de confort, de como podemos sentirnos más o menos cómodos en función de la localización en la que nos encontremos, lo que pone de manifiesto la importancia de elegir una localización.

Poniéndonos en situación decir que esta Semana Santa disponía de 11 días de vacaciones en los que mi zona de confort podía ser cualquier punto de España, tenía muchas ganas y otras tantas ideas. Solamente el precio del gasoil o algún problema de salud me iban a frenar. La subida de los carburantes pues si, es un lastre, pero con levantar un poco el pie del acelerador y limitar el número de salidas, si no se pueden 3 pues se hacen 2, y si no una... Pero con una semana de fiesta por delante me dio un chasquido la parte lumbar que me dejo doblado, dejándome postrado en la cama, solamente saliendo a la calle a bajar al perro para obligarme a andar un poco y no más lejos de 50 metros de casa.

Así estuve de domingo a jueves que parece que la cosa mejoro un poco y me aventuré a salir con Hartza un poco más lejos, a 620 metros de casa según Google Maps. Para ir, en leve pendiente descendente no fue mal la cosa, pero a la vuelta, la pendiente era a la inversa y me costó un triunfo llegar de nuevo hasta mi cama. El viernes ya mucho mejor y el sábado ya me planteé coger la cámara y probarme un poco.

Momento de elegir localización. Claro, aunque la mejora era notable, tampoco estaba para andar saltando de roca en roca, además el tiempo era lluvioso por lo que con la primavera ya avanzada apuntaba a fotografiar en bosque, aprovechar la atmósfera lluviosa con el esplendor verdoso de los primeros brotes de las hojas. Pero lo mismo, mi espalda no estaba para muchos bosques...

Solo hizo falta una revisión mental de localizaciones posibles para que saliera a la palestra el molino de Belandia que se encuentra a pie de carretera.

Miré la previsión meteorológica y esta me dijo que el sábado y madrugada de domingo lluvias, y las de la madrugada con pelín de intensidad, teniendo en cuenta que los días atrás había llovido pero poco y que para el domingo a la mañana anunciaban posibles bancos de nieblas, decidí seguir reposando mi maltrecha espalda el sábado también y probar suerte en domingo.

Fotografiando el molino y su entorno

Un acierto haber esperado un día más. Mi espalda mucho mejor, apenas se resintió el el trayecto y el río bajaba bien cargado de agua. Me fallo la niebla que si hubo en otros puntos de la zona, pero justo en el molino no. Aunque no es de extrañar, con la fuerza que bajaba el agua y la energía que genera, es fácil que se disipe la niebla si esta no es lo suficientemente densa.

Para llegar al molino, se baja por una rampa de hormigón hasta la derecha del tronco que se ve tumbado a mitad de la foto. Ese puede ser un punto de encuadre para mostrar de cerca la ruina del molino y la cascada de la derecha, pero lo cierto es que ver los árboles aún tan pelados me desanimo un poco de hacer ese encuadre.

Por el contrario, la fuerza con la que bajaba el agua dejando atrás los dos saltos me gustaba para colocar un primer plano cargado de interés y dinamismo. Subí al coche, me puse los vadeadores y con mucho miedo y mayor cuidado me metí en el río a buscar el encuadre.

Ajustando parámetros

Por lo general tiendo a disparar siempre a 14 mm y luego recortar en casa un poquito. Esta vez era tanto y tan feo lo que se me colaba por los bordes que le di unos milímetros más para ajustar el encuadre, 17 mm exactamente.

La velocidad de obturación acorde a la fuerza del agua y a lo que me interesa conseguir. En mi caso quiero mostrar la fuerza y dinamismo del agua y para ello es necesario no perder texturas. Si con la fuerza que bajaba el agua expongo 1", las sedas se hubiesen pasado dejando zonas quizás demasiado blancas. Si me voy a tiempos más lentos, 10 o 30 segundos, el efecto sería más onírico. Medio segundo aún me dejaba las sedas muy empastadas, así que 1/4 de segundo me pareció más apropiado. A 1/8, no probé, pero creo que me hubieran quedado zonas de agua muy congeladas que hubieran restado dinamismo o al menos el dinamismo que a mi me gusta. Recapitulando, el tiempo de exposición va a venir determinado por el efecto que queramos conseguir y por la fuerza con la que baje el agua.


El diafragma, f11 ¿por qué?

¿A qué apertura rinden mejor los objetivos? f5.6, f8, suelen ser las aperturas optimas de nuestros cristales. Esto a grandes rasgos quiere decir que es la apertura donde mejor calidad de imagen vamos a obtener, lo cual no quiere decir que nos ciñamos estrictamente a esos números f. 

En mi caso, en fotografía de paisaje diurna, es un f11 mi opción más recurrente debido a que las condiciones de luz en las que suelo fotografiar requieren de aperturas pequeñas, siendo el f11 como digo la más habitual, tanto que ya de partida es el diafragma con el que empiezo las sesiones.

En el caso de la fotografía que nos atañe, podía incluso haber cerrado algo más, a f16, sin perder calidad en exceso y de haberla perdido tampoco seria grabe ya que el primer plano es agua en movimiento y el resto no precisa de un detalle excelso.

De haber querido abrir más el diafragma, f8 o f5.6, tenía que compensar la entrada de luz, el ISO ya estaba al mínimo y la velocidad hemos dicho que era la que me gustaba, pero supongamos que me convence disparar a 1/8 de segundo, entonces si, puedo abrir a f8 compensando ese paso de luz, pero si no, hubiera necesitado un filtro ND para compensar la luz y todo lo que ponga por delante de mi lente también va a restar calidad, así que me quedo con el f11 y me ahorro el colocar el filtro.

Deciros ya para acabar, que ese rato que estuve metido en el río fotografiando este rinconcito de nuestra Bizkaia, se me olvido por completo mi dolor lumbar que volvió al día siguiente con la rutina laboral.

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