Fotoaventura

  Desde que empecé a hacer fotografía podría decirse que estoy viviendo 2 vidas, la mía de siempre con sus rutinas, placeres y pesares, y esa otra que te hace ver el mundo desde la perspectiva fotográfica, perspectiva que te hace ver el mundo desde todos sus ángulos, ordenar los elementos que tenemos a la vista o dar valor a lugares que otrora me hubiesen pasado inadvertidos o no les hubiera dado la importancia que les doy ahora. Texturas, colores, luz, personas, momentos, son otros ejemplos del nivel intensidad que adquiere la vida cuando piensas en fotografía, lleve encima la cámara o no. La primera vez que visité el monasterio de Rioseco este era una autentica ruina, escombros, zanjas y vegetación salvaje invadían el recinto y sus alrededores. Fue una visita relámpago en mis inicios fotográficos cuando aún no tenía muy desarrollado ese sentido extra que os comentaba en el primer párrafo y que nos hace ver la vida desde otro prisma. Aún así, una noche fría de invierno, con algo de ni

Últimamente estoy un poquito de bajón fotográfico aunque no tanto para que me impida salir a fotografiar. Parte de la culpa de ese bajón la tiene el que estamos mediocrizando (lo mismo me acabo de inventar la palabra) las localizaciones y me explico:   Es tal el afán de llevarnos el cromo , que localizaciones como los flyshs de Barrika o el famoso haya de Otzarreta que son lugares con una fuerza increíble, hayan pasado a ser "más de lo mismo". Con la vía láctea pasa igual, algo tan espectacular como el centro galáctico plasmado en nuestros sensores, pasa a resultar cansino durante estos meses de verano. Este año llevo desde febrero fotografiando la vía láctea y lo más seguro es que siga fotografiando la vía láctea hasta septiembre, me gusta hacerlo, me gusta salir con los compis ha hacer fotografía nocturna, me gustan esos cafés que me tomo con el amigo Luis. En resumen, me gusta fotografiar la vía láctea pero a su vez al estar todo tan democratizado hemos hecho que se pi

Les habíamos prometido a Lidia y Jairo unas fotos atípicas para agregar a su álbum de boda y escogimos el monasterio de Rioseco que se encuentra en ruinas en la zona norte de Burgos. Sitio perfecto para este tipo de fotos salvo el inconveniente del frio. Partíamos con unas ideas preconcebidas tanto en interior como en exterior, pero la lluvia no ceso en toda la tarde noche así que sólo pudimos hacer en interiores. La 1ª idea era esta que se muestra abajo, que el novio bajo la bóveda de la iglesia y entregando su espada como caballero que es, le jure amor eterno con las paredes centenarias como mudos testigos. Para ello incluimos en el encuadre las ventanas que junto al arco se encargaría Jorge de iluminar con una linterna fría con un gel rojo para lograr el color. El arco se iluminó lateralmente y las ventanas desde el exterior. La iluminación de la pareja corre a mi cargo con una linterna cálida y menos potente.    14mm, 121", f5, iso 200 La siguiente foto es idea de