Amapolas en las ruinas del castillo de Caudilla

Ruinas del Castillo de Caudilla

 Buceando el otro día por la carpeta de imágenes en busca de alguna foto olvidada, me tope con esta de las ruinas del castillo de Caudilla, en Toledo, mandándola directamente a el programa de edición.

Tras darle un buen repaso en Photoshop, le llegó el turno a las redes sociales donde tuvo una buena acogida por parte del público. La verdad es que me sorprendió, ya que mi sensación no era tan benévola como la que me habéis mostrado, además que he visto decenas de fotos de Caudilla más bonitas que esta. Lo cierto es que agradezco y celebro muchísimo que os haya gustado, tanto que os devuelvo el detalle con esta entrada, en la cual os relataré lo más interesante de esta fotografía.

Todo empezó cuando el año pasado, en mayo de 2021, terminó en confinamiento provincial al que nos tuvieron sometidos. Tantas eran mis ganas de volver a ser dueño de mis movimientos, de recorrer las carreteras, de ver pasar ante mi los campos de Castilla... que el primer viernes sin restricciones, nada más salir de trabajar, cogí la cámara, mi Perrito que olía excursión se pegó a mi pierna hasta que lo subí al coche y nos fuimos a Toledo, a los castillos de Galvez.

En el enlace del párrafo anterior está relatada esta 2ª fotoaventura pos confinamiento el los castillos de Gálvez, además se ve una foto con un encuadre casi idéntico al de hoy en el castillo de Caudilla, aunque con una luz algo diferente...

La cosa es que a Gálvez llegué de noche. Tenía pensado llegar para la puesta de sol, hacer fotografía nocturna, dormir un poco en el coche y fotografiar el amanecer. No pudo ser. Por cuestiones del tráfico no llegue a tiempo de la caída del sol, razón por la que no pude ver bien todo lo que tenía alrededor. 

Amaneció y vi a lo lejos un campo lleno de amapolas con una caseta de labranza, una bonita estampa para fotografiar. En el mismo momento de decidí recoger para acercarme a ese campo salpicado de amapolas, me vino a la mente el castillo de Caudilla y las fotografías que había visto con las amapolas en pleno esplendor.

Rápido vistazo en Google Maps para ver que nos separaban 50 minutos, además en dirección a mi casa y allí me fui.

Cuando llegué, como es de suponer, el sol ya había subido bastante. No recuerdo bien la hora, pero la luz aún mostraba una tímida calidez. No la suficiente para plasmarla en una fotografía, pero si lo suficientemente suave para poder manipular después en edición.

En definitiva, la luz es la que había, más o menos, empujón arriba, algo de viñeteo para dirigir... Lo que si que está totalmente cambiado es el tono de la luz, que he tratado de reproducir lo que me hubiese gustado encontrar.