La luz como elemento de composición. 2ª parte

Faro de Illa Pancha, Lugo.

 La semana pasada retomamos de nuevo esta serie de entradas en las que hablamos de composición, de los elementos compositivos y más concretamente de la luz como elemento de composición.

 Como el tema de composición fotográfica es algo denso, hacer entradas muy extensas puede llegar a ser algo aburrido. Es por ello que mejor si lo dividimos en varias entradas ¿No creéis?

 Aquí tenéis la 1ª parte de La luz como elemento de composición.

 Y aquí una especie de índice sobre como vamos a estructurar esta serie de entradas sobre los elementos de composición fotográfica.

 Nos queda hablar de la dirección de la luz y del color o temperatura de la luz como elementos de composición. Si os parece vamos con ello:

Dirección de la luz.

 La dirección de la luz como su propio nombre indica es de donde viene y hacia donde va la luz. Dependiendo de la intensidad de la luz, lo vimos en la entrada anterior, la dirección de la luz puede ser suave, de manera que no tendremos un punto de origen claro. La luz de la escena será bastante homogénea y será más difícil darle a la dirección de la luz un carácter compositivo. O puede ser una luz intensa, con una clara direccionalidad. Esta luz puede incidir sobre uno o varios sujetos obligando a seguir cierta lectura de nuestra fotografía.
 
 También podemos tener varias fuentes de luz en diferentes direcciones.

En esta fotografía que he titulado Kill the King, tenemos un ejemplo de luz direccional, multidireccional e incluso difusa.

 En primer lugar el fondo es una tela con un dibujo de la portada del Fear of the Dark de Iron Maiden. El dibujo ya tiene su propia dirección de la luz creada por la enorme luna. Seguido hemos colocado una luz continua lateral para iluminar solo parte de las piezas que hacen de público y otro haz de luz más intenso que el lateral colocado a 45º que ilumine el patíbulo y el carro, pero con la premisa de que proyecte la sombra del alfil sobre la tela del fondo.

 Tenemos 3 luces direccionales con un propósito cada una. Y además, hemos metido una 3ª luz detrás del fondo para que simule la luz de la luna y no nos deje un fondo tan negro. Al tener una tela delante esta ha hecho la tarea de difusor y nos ha generado una luz suave que afecta al fondo de una manera más homogénea que si lo hubiésemos iluminado frontalmente.

 Otro detalle de la dirección de la luz es que si es lo suficientemente intensa puede crear haces y estos haces forman lineas que dirigen la mirada del observador.

En esta fotografía aprovechamos la niebla para crear haces de luz mediante el flash y una potente linterna, Los haces creados invitan a recorrer la dirección que marcan.

 Resumiendo, la dirección de la luz va a afectar a nuestra composición principalmente marcando la visibilidad de nuestros sujetos. Tomando como ejemplo la foto de arriba, vemos que la caseta por tamaño, iluminación y posición en el encuadre, debería de llevarse todo el peso de la composición. Creando unos haces de luz que partan de nuestro sujeto del fondo, hemos conseguido equilibrar la imagen.

 Para acabar con la dirección de la luz, matizar que cuanto más evidente sea el haz o la dirección, más va a llamar nuestra atención (para lo bueno y para lo malo) ya que nuestra forma de ver el mundo normalmente es bajo una luz bastante homogénea.

Temperatura o color de la luz.

 A estas alturas de la vida todos nos hemos fijado en que la luz se puede presentar de diversos colores. Desde los anaranjados de un cálido atardecer, hasta los fríos azules de un paisaje invernal. Pasando por los rojos y amarillos que nos sugieren alerta o precaución.

 La temperatura de color en su contexto nos va a proporcionar datos sobre donde o cuando está sacada la foto.

En esta imagen con pocos elementos, el color cálido de la luz nos indica que estamos ante un amanecer o atardecer. Detalles como el bosque rodeado de niebla nos ayuda a contextualizar un amanecer.

  Estas dos fotografías de la Ermita de Santa Katalina en Mundaka, están sacadas en un cálido amanecer con tan solo minutos de diferencia.

 La primera, momentos antes de que el sol despuntara. Podemos observar los tonos fríos propios de la noche y aunque ya se aprecian los colores cálidos del amanecer el azul predomina, el cual al mezclarse con los cálidos nos da unos tonos morados, magentas que siguen apuntando a una temperatura de color fría.

 En esta segunda imagen el sol ya sobrepasa el horizonte y los colores pasan del azul frio al cálido naranja.

 A parte de ubicarnos en un contexto, la temperatura de color va a afectar notablemente a nuestra percepción sobre la imagen. Una temperatura fría nos va a proporcionar cierto grado de serenidad, descanso, cierta paz ya que la vamos a asociar a la luz de la noche y nuestros periodos de descanso. Según los tonos fríos y el contexto que tenga nuestra fotografía también puede evocar cierta tristeza, melancolía o misticismo.

 Los tonos cálidos nos van a aportar mayor felicidad, incluso dinamismo y movimiento. Si los tonos son demasiado intensos la fotografía se cargará de dramatismo.

  Hemos visto hasta ahora la temperatura de color de la luz natural, pero también podemos usar diferentes colores en la luz artificial (o filtrar la natural) para crear atmósferas y reforzar una idea o concepto.

Utilizamos una luz de contra roja para dejar patente la sensación de peligro.

Aquí los tonos fríos del graffiti nos hizo decantarnos por una luz más neutra y obtener un ambiente más de cómic.

La elección de tonos fríos es acorde al conductor de la carretilla. Ya en el procesado decidí que la luz que emana de la caja fuese verde para evidenciar cierta toxicidad.

Y aquí buscamos un ambiente pelín infernal.

 Bueno, pues hasta aquí la segunda parte de La luz como elemento de composición. Espero que os haya gustado y que os sirva de ayuda para ajustar aún más vuestras próximas fotografías.

 Un saludo y hasta la semana que viene.