Cómo se ha hecho esta fotografía. Estación de Cisneros, 2ª parte.

 

Vamos con la 2ª parte del cómo se ha hecho esta fotografía de la estación de Cisneros, Palencia.

 Aquí podéis ver la 1ª parte.

Si bien la primera parte la he usado a modo de reflexión, un pensamiento en voz alta de lo que opino del debate sobre la manipulación fotográfica, esta segunda parte tratará netamente de cómo se ha hecho esta y la anterior fotografía.

El principio de esta fotografía comienza el verano anterior, finales de agosto de 2020, que andaba por la zona tratando de localizar alguno de los palomares que por allí abundan. Circulando por la P-970 pude ver estos restos en desuso de la estación de Cisneros y en cuanto me fue posible paré el coche, localicé en Maps la ubicación exacta para guardarla de inmediato en favoritos.

Verano de 2021, concretamente 3 de Julio, de nuevo por la zona decido que la estación de Cisneros será mi ubicación para esa noche por lo que hacia allí me encamino con algo de tiempo para fotografiar el atardecer o por si tengo que recurrir a algún plan B.

Pues si, casi tengo que recurrir al plan B. Por si alguien no lo sabe aún, mis inicios fotográficos van ligados a mi Perrito, un Golden Retriever que me ha acompañado durante la mitad de su vida en casi todas las salidas fotográficas y que a pesar de sus 12 años y una severa artrosis en sus articulaciones, aún seguimos disfrutando juntos de alguna que otra fotoaventura!!!

Pues allí nos fuimos Hartza mi Perrito y yo, a la estación de Cisneros, que es donde tenía guardada la ubicación. Una vez in situ la obligada vuelta de reconocimiento de rigor. Aunque la estructura de la estación con una arquitectura castellana de los años 40 me parece bonita, no veo el encuadre. El edificio en ruinas y aljibe que veo en frente y que es en realidad lo que venía a fotografiar, no me motiva demasiado, no me parece muy fotogénico, una nave de ladrillo a medio caer con un deposito de aguas de hormigón a su derecha, cubiertos de hierbajos resecos. Además el atardecer nos queda a la espalda... La distancia a recorrer a pie no es mucha, pero tengo que cruzar las vías del tren, andar un poco a su margen y atravesar la cuneta o trinchera para acceder a un terreno lleno de maleza desde el que a priori fotografiar esas ruinas. Analizando la situación, lo que estaba viendo no justificaba meter a mi Perrito por ese terreno.

 Aún con tiempo para la puesta de sol, no mucho, pensé que ese edificio y deposito tenían que tener un camino de acceso para vehículos. Esforzándome un poco lo pude intuir, aunque no ver. Lo que si vi fue una ermita en un alto, concretamente la ermita del Santo Cristo, que ya tengo apuntada y que iba a utilizar como plan B. Aunque justo después del camino que sube a la ermita, de vislumbraba la pista que me llevaría a mi localización principal.

Encontré el acceso!!! Aunque este estaba cubierto por la vegetación, sobre todo en sus últimos 100 metros, no era un terreno tan hostil para las patas de mi Perrito. Nos acercamos a distancia de fotografía, pero seguía sin convencerme mucho. El sol a mi espalda, hierbas muy altas, falta de un primer plano, la casa tampoco es que irradiara atractivo y el cielo no es que fuera para echar cohetes.

Ahora ya si que no había margen para cambiar de ubicación, el atardecer estaba encima y ya que estaba allí pues le daría una oportunidad. Monte la cámara y le calcé dos Nd de 6 y 3 pasos, 9 pasos en total, con el fin de alargar un poco la exposición y dar dinamismo a las 3 nubes o restos de estelas de avión, que había en el cielo. Y oye, lo que apareció en la cámara me gustó bastante más que lo que veía a simple vista.


Gracias a los casi 2 minutos de exposición que hicieron converger las nubes sobre la casa, al efecto de los 14 mm que encogieron a la casa y deposito otorgándoles el justo protagonismo y por supuesto a la suavidad de la luz del ocaso, me dio como resultado una fotografía que me recordó a esas escenas cinematográficas que muestran alguna ruina en medio de un paisaje del Medio Oeste Americano... En definitiva, que me gustó la foto.

Seguía faltando algo en el primer plano. Me desplacé por los alrededores y lo único que encontré fue este cardo de generoso tamaño y que yo he tratado de aumentar más aún, primero acercándome mucho a él y picando todo lo posible la cámara para tener una visión algo más cenital para después en procesado estirarlo un poco más. En relación a lo que hablábamos en la primera parte sobre la manipulación fotográfica, dos maneras de manipular la realidad.

Mientras esperaba a que cayera la noche cerrada para meter una vía láctea en el encuadre, cosa que no conseguí, a parte de compartir mi bocadillo con Hartza, seguía dando vueltas al primer plano para el que no encontraba ninguna solución a la vista. Pero poco a poco me fui imaginando una escena...

Ya que mi primer plano era una especie de secarral con unos mosquitos armados con motosierras para rasgar mi piel y beber mi preciada sangre, la casa en ruinas evidenciando abandono y el deposito poniendo de manifiesto la dependencia de agua de la zona, imaginé un primer plano de tierra cuarteada que diera aún mayor sensación de desamparo.

Eché la vista un par de años atrás y me acordé de esta foto que aquí os muestro, pensando que tal vez sería capaz de integrarla entre tanta hierba... Con esa idea y rascándome las picaduras de los mosquitos infernales, pasé el resto del rato hasta que me dí cuenta que el cielo no estaba para vías lácteas.

Al día siguiente en casa, elegí la foto de la entrada anterior como la mejor foto y me dispuse a hacer la fusión. Una vez acabada la foto no llegaba a satisfacerme del todo y como tenía a mi sobrina de 7 u 8 años, no me acuerdo bien cuantos tiene, pero a esas edades suelen ser muy sinceros, soplándome la nuca mientras procesaba, le pregunte que le parecía. A lo que me respondió que muy bonita, que parecía un dibujo... Eso me hizo pensar que le faltaba realismo.

Primer intento montado y procesado en Palencia.

Ya en mi casa de diario, la otra era la del pueblo, volqué la tarjeta y eche otro vistazo a la primera fusión y efectivamente, el primer plano era irreal, esos trozos cuarteados del suelo eran demasiado grandes, como desproporcionados al resto de la imagen. Volví a montar las dos fotos, pero esta vez seleccione una zona de suelo más alejada, con unos cuarteados algo más pequeños y acordes a la escala de la escena. Después mediante la herramienta igualar color, capas, pinceles y algo de incidencia de luces y sombras, se ha logrado la fotografía o fotomontaje mostrado.

Aunque la foto ha tenido muy buena acogida y si alguien se ha percatado de que era un montaje no me lo ha dicho, yo seguía teniendo cierta sensación de irrealidad, lo que es comprensible ya que no es una foto real, pero ya me entendéis, la impresión de que aún se le puede dar una vuelta de tuerca más. Lo hice con la fotografía de inicio, la del cardo. Cambiando algo la perspectiva y eligiendo un trozo de suelo que va de más nítido a menos vistoso, se ha creado la sensación de profundidad de campo haciendo la escena más creíble.

Y esta es la historia de estas fotografías, en las que como autor me he permitido las licencias necesarias para darles mi particular visión y crear una esencia que previamente había imaginado...


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