Embalse de Requejada. Fotografía de un árbol seco.

 

Embalse de Requejada. 24 mm, 1.6", f11, ISO 64, ND 3 pasos.

Esta pasada IV edición del Rally fotográfico de la Montaña Palentina, le he dado un buen repaso al embalse de Requejada, en Vañes, quedando satisfecho con las fotos obtenidas, aunque solamente presenté una a concurso.

No voy a extenderme mucho escribiendo ya que hace unas semanas ya le dediqué unas líneas a una fotografía nocturna en este embalse de Requejada y aproveche también para hacer una breve descripción sobre él. Por ello, aunque me gusta contar con todo detalle y compartir con vosotros todo lo que hay detrás y por supuesto a simple vista, de las fotos que voy haciendo, esta vez trataré de ser más escueto y ceñirme a los detalles más relevantes y aspectos técnicos.

Intención de fotografiar un árbol seco.

Es evidente que el eje de esta fotografía, el motivo principal en torno a lo que va a girar el resto, es el árbol seco que aflora tras desaparecer el agua del embalse. Este árbol seco ya lo conocía y lo había fotografiado anteriormente. Si no recuerdo mal fue una noche de agosto de 2017 en la que iba con la idea de fotografiar la vía láctea y barro seco resquebrajado.

 La diferencia más significativa entre ambas fotografías a la hora de realizar el disparo es el estado del embalse. En ambas se evidencia una intensa sequía, pero en la fotografía nocturna el suelo estaba seco y me podía mover a placer. En la fotografía que abre el artículo, las lluvias ya habían ablandado la tierra, dificultando la movilidad y limitando el encuadre.

Ya había llegado hasta allí, no sin una muy importante cantidad de barro en mis botas, y no me iba a quedar sin hacer la foto, aunque no me gustara mucho todo el lodazal que tenía a mis pies. En principio, la idea era que este árbol seco fuera una de las fotografías nocturnas que presentara a concurso, pero aún faltaba un buen rato para la noche y el barro cada vez llegaba más arriba de mis piernas, por lo que no me pareció buena idea quedarme más tiempo que el imprescindible para hacer la foto.

Moviéndome por el embalse de Requejada embarrado.

En este punto quiero aprovechar para manifestar el riesgo que supone meterse solo en un embalse con tal cantidad de barro. Este, si nos hundimos lo suficiente en él, puede hacer una succión que nos dificulte mucho el movimiento, puede incluso quedarse con nuestras botas o lo que es peor, nos podemos hundir sin posibilidad de salir por nosotros mismos. Mucho cuidado con los embalses secos!!!

En mi caso, no voy a negar cierta imprudencia por mi parte, aunque creo que tenía el entorno bastante controlado. Había tramos con huellas de animales, algunos bien pesados como vacas y caballos que se habían acercado a la lámina de agua a beber, y ningún indicio de que se hubieran quedado atrapados en el barro. Seguir esas sendas improvisadas por el ganado y fauna autóctonos  me dieron cierta seguridad, aunque si me hubiera quedado por la noche bien podía haber perdido esa referencia y meterme en apuros. Con fotografiar el atardecer me di por satisfecho y retrocedí a posiciones más seguras.

Bueno, ya sabéis porque no hice la fotografía de noche y si por la tarde.

Encuadre y ejecución con el árbol seco como eje.

Aún así, me vi muy limitado. La fotografía está hecha a 24 mm, con un punto de vista bajo y algo de contrapicado, a unos 10 metros aproximadamente del árbol seco y al límite de una zona segura de pisar.

Lo subrayado arriba obedece a la única intención de dar el mayor protagonismo posible al tronco seco y minimizar el impacto visual que pueda tener el anodino suelo embarrado. La posición baja y el ligero contrapicado engrandecen el árbol a la vez que ganamos cielo en detrimento del suelo.

El atardecer fue más insulso de lo que pensaba respecto a colores, un tanto frío lo percibí. Por las nubes que había pensé que podía tener un buen golpe de luz, pero no fue así. Con nubes y el sol ya por detrás de los montes, la luz era muy muy intensa por la zona derecha y me ayude de un filtro ND de 3 pasos para suavizarla. Dicho filtro me da cierta dominante azul, nada grave y muy fácil de corregir en el procesado, aunque esta vez he preferido dejarla para transmitir en cierto modo la frialdad de un atardecer en el barro de un lluvioso otoño.