Locomotora Mikado. Descubre esta joya a vapor antes de que desaparezca.

 

locomotora de vapor Mikado abandonada en estado ruinoso bajo un cielo nocturno
Locomotora Mikado. 14 mm, 100", f5.6, ISO 400


Entre 1958, que fue su año de fabricación en Euskalduna, y 1975 estuvo dando servicio en el parque de Miranda esta locomotora Mikado 141F-2401. En 1991 fue cedida por la Fundación de Ferrocarriles Españoles a condición de que se llevaran a cabo las tareas de mantenimiento, cuidado y conservación de esta joya a vapor. Pero lamentablemente, el único mantenimiento que ha recibido es el de los grafiteros que  de vez en cuando le dan una mano de pintura. En 2005 se firma un contrato entre Fundación y ayuntamiento en el cual este último contrae la obligación de mantener en condiciones la locomotora Mikado, pero que como viene siendo más que habitual en la política española, nunca lo ha cumplido. Ya en 2019, técnicos de la fundación visitan el emplazamiento de la locomotora y al ver su lamentable estado, interponen la correspondiente denuncia en la que se resuelve que la máquina, patrimonio ferroviario, sea trasladada a Alicante.

La locomotora Mikado se encuentra en la estación abandonada de Horna, en Villarcayo, Burgos. El ayuntamiento planeaba recuperar la estación y para ello solicitó la Mikado, el resto ya os lo he contado, nunca se ha llevado a cabo dicha recuperación y la locomotora sigue acumulando oxido.

Por nuestra parte, y fotográficamente hablando, estuvimos hace años con idea de fotografiarla de noche. Ese día no tuvimos suerte con el cielo ya que se puso de un gris lechoso, totalmente plano, un cielo de esos que tan poco nos gusta a los fotógrafos. Recuerdo que ni saqué la cámara de la mochila.

Desde entonces siempre la he tenido en pendientes, aunque dejando que fuera pasando el tiempo sin dedicarle una sesión. La locomotora esta ubicada en un entorno periférico con demasiados elementos a su alrededor, esto hace que me diera cierta pereza desplazarme para fotografiarla. Otro motivo de cierto peso es el pensar que siempre va a estar ahí, lo cual hace que fuera posponiendo la visita.

Hace unas semanas, tras una ruta en moto que se había hecho mi cuñado por Burgos, me mandó algunas localizaciones que le parecieron interesantes, el tanque de Quintanilla, o la locomotora de Villarcayo que volvió a planear sobre mi cabeza.

El fin de semana pasado, yendo al monasterio de Rioseco a intentar fotografiarlo con el arco de la vía láctea,  al pasar por Villarcayo volví a pensar en visitar la locomotora. Ya en casa, al día siguiente, ojeando el tiempo vi que por la noche daba un porcentaje de nubes que podía ser interesante (no hubo suerte). Y, aunque de antemano sabía que no es una localización para fotografiar la vía láctea, también hice una búsqueda en Google para ver si se le había ocurrido a algún compañero. Mi sorpresa fue que me encontré con lo que os he contado al principio, que hay una resolución judicial para retirar la locomotora.

No me lo pensé, aún sabiendo que podía recorrer los 100 kilómetros de distancia para encontrarme con un hueco vacio, aún cabía la posibilidad de que la máquina siguiese allí, supongo que no es tan sencillo mover esa mole.

Y allí seguía.

Llegué al atardecer, el cielo se puso bonito pero hacia el otro lado del encuadre. Esperé a la noche y el cielo cada vez se fue cubriendo más, privándome de hacer las nubes en fuga que tenía en mente.

Quería darle a la locomotora un aire siniestro, como si hubiera salido de una novela de Stephen King, ya que su estado herrumbroso se presa a ello.

Lo primero que hice fue buscar su mejor ángulo, tratando de aislar la Mikado lo máximo posible del entorno.

Seguido bajé el punto de vista lo máximo posible,  mis articulaciones cada vez se quejan más con esta postura tan baja, pero la foto bien merece ese pequeño esfuerzo. Con este punto de vista bajo lo que logramos es aislar más al sujeto ya que el mismo tapará posibles elementos que haya detrás. Y a la vez, el leve contrapicado y la perspectiva, hacen que la locomotora se aprecie más grande e incluso amenazante, lo cual nos viene genial para nuestros intereses de novela de terror.

Tras dar con el encuadre, había que darle vida a la maltrecha locomotora, y eso lo hice con la iluminación. Una luz roja en la cabina y otra al frente bajo las ruedas me parecieron suficiente para tal efecto sin recargar en exceso. El color rojo por supuesto, ayuda a generar es ambiente perverso.

Toda la locomotora está iluminada con una linterna cálida a ras de chapa con la intención de sacar el máximo de textura, de ahí los 100 segundos de exposición. 

También traté de bajar ese tiempo de exposición y tratar de conseguir un cielo con algo más de detalle. No fue posible, cada vez se cerraba más y no hubo manera. 

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